23/4/15

La humillación como entretenimiento. En este caso utilizan la cocina como excusa. Tres cocineros juzgan los platos de unos cuantos aspirantes. Les presentan cabizbajos sus creaciones. Les llaman chefs y de usted. De vez en cuando, sin venir a cuento, uno de los cocineros saca un libro y lo muestra a cámara para que los espectadores lo compren. La puesta en escena me recuerda a esa novela de Nothomb, Estupor y temblores, título explícito de la actitud que se debía mostrar antiguamente en Japón ante el emperador. El sadomasoquismo light ha llegado al gran público. Si fuera crítico de televisión titularía: La sombra de Grey es alargada. Pero no lo soy y la sola idea me deprime: tener que consumir horas y horas de basura para después escribir algo que producirá mucha tristeza. El sistema no da para más. Ha demostrado no ser tan elástico como nuestra moral. La sensación de tocar fondo es agradable. El hundimiento acaba en el momento en que la quilla se posa en la arena, no antes. Aquí abajo no hay palabras, sólo sonidos con los que los seres abisales interpretan sus deseos después de cenar, justo cuando empieza el espectáculo de semejantes humillando a semejantes.

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