26/3/15

Nuria me cortó el pelo el sábado,
como en el poema de Carver.
Envidié estar en ese cuarto
sobre el garaje
y ver las hojas secas de los árboles
en el suelo. Creo que era así.
Eso fue lo que me dejó el poema,
aunque fueran otras palabras.

Más allá de lo que viese,
envidiaba ser él y que Nuria fuese Tess.
Luego volví a verme en el espejo:
mi cara tan redonda, la edad,
que no sé dónde vive
ni por dónde asoma.

Más de la mitad de la vida
la gastamos en pensar
que somos otros, o al menos
el premio de consolación:
ser parte de un cuerpo múltiple
y monstruoso
con una cabeza que compartir.

1 comentario :

Anónimo dijo...
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