los días del mundo

Me quedo con mare nostrum, más que Mediterráneo; ya sabemos que es un mar en medio de la tierra o rodeado de ella, que para eso no hace falta haber viajado mucho ni saber interpretar un mapa. Prefiero llamarle mar nuestro, como a algún romano sensato se le ocurrió en su tiempo al ver a sus hijas haciendo lo que las mías esta mañana. Pensaría que los mares y las cosas que hay en el mundo sirven únicamente para recordarnos que estamos vivos. Es como un juego, como una adivinanza facilona con la que no hace falta pensar. Está aquí, nos moja los pies, brilla. Y cada gota nos recuerda que es nuestro.