“Conocía a los adultos, excepto un verbo que ellos exageraban en agigantar: amar. Me fastidiaba su uso. En aquel primer curso, el estudio de la gramática latina lo empleaba como ejemplo de la primera conjugación, con el infinitivo en —are. Recitábamos tiempos y modos del amar latino. Era una golosina obligatoria para mí, indiferente a las pastelerías. Lo que más me irritaba era el imperativo: ama.”
Erri de Luca
30/3/15
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