2/2/15

Creo que Nickolas Butler ha escrito una gran novela. Canciones de amor a quemarropa es tan buena que no parece literatura, o sólo a ratos y de forma involuntaria cuando se detiene a recordar el pasado de esos amigos del Medio Oeste que tomaban cerveza tumbados en la caja de una camioneta y hablaban de su futuro, de quiénes serían dentro de esa gran extensión de optimismo que parecía ser más grande que el cielo de Wisconsin. Me ha recordado a las mejores novelas de Richard Ford, al gran realismo americano, por no decir el gran realismo global, porque ya los límites resultan ridículos y nada importa la nacionalidad o la geolocalización de las palabras. Nickolas Butler trabajó en un Burger King y en otros submundos en los que fue entendiendo lo que quería contar y cómo hacerlo. Dice que la novela nació como una forma de que sus compañeros del taller de literatura de la Universidad de Iowa supieran cómo era la vida en esa pequeña parte del mundo que tanto se parece a todas.

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