4/2/15

A mi padre le gustaba Aznavour pero a mí me parecía un llorón que cantaba canciones relamidas. Una se llamaba Bon anniversaire. Todavía recuerdo el disco dando vueltas en el plato Philips con esos altavoces de madera casi cuadrados en los que, si tenías unos dedos muy finos, podías tocar la espuma gris que protegía las pantallas. El caso es que yo no sabía francés y me dejaba llevar por el tono y entendía que los aniversarios de boda eran acontecimientos muy tristes, casi como si uno de los dos se hubiese muerto y el otro le llevase flores a su tumba. Un día, pasado el tiempo, escuché la versión en español y me di cuenta de que tras esa atmósfera fúnebre se escondía el relato prosaico de un día de aniversario en que el vestido de ella no llega del tinte, se pone nerviosa, no le sale bien el moño y acaban llegando tarde al teatro. Realidad a la francesa, pero realidad. Mañana hará dieciséis años que me casé contigo, Nuria, y no sé si esa canción sería apropiada, porque tú no llevas moño y tampoco es que salgamos mucho últimamente. Tampoco soy un experto en celebraciones: sabes que me pone nervioso que los días me señalen con el dedo y me digan que debo estar a la altura y convertirme en ese galán romántico que enciende velas mirándote a los ojos. Qué difícil resulta ser lo que espera la otra persona, lo que necesita para que cuando hable consigo misma diga: sí, el amor debía ser esto o algo muy parecido. Esa persona con la que despiertas y anocheces, con la que basta mirarse medio segundo para comprender lo que con otra llevaría tres horas de diálogo de besugos y ni aun así sacarías nada en limpio. El amor es un asunto extraño, en eso se parece a la vida, dos extrañezas deslumbrantes que por mucho que las tengamos delante no sabemos comprender ni valorar ni se pueden meter en un bolsillo ni asegurar que son nuestras para siempre. Por eso te quería decir todo esto un día antes, por si mañana me vence el miedo escénico de los días que llevan el número y el nombre en relieve como esas novelas baratas. Han sido dieciséis grandes años a tu lado. De la canción de Aznavour me quedo con la última estrofa en la que él le dice que se dé prisa, que todavía pueden llegar al primer acto de la obra, y ella le sonríe y le responde: 'prefiero caminar contigo por París'. Yo también. Buen aniversario.

No hay comentarios :