15/1/15

Los que se tiran al tren no salen en las noticias. Debe ser que no interesa o que es contrario a la avalancha de optimismo ‘fin de crisis’ que vende el gobierno por cuestiones electorales. Esta mañana se había tirado alguien en la estación de Pozuelo. Por megafonía intentan suavizar la noticia. Hablan de retrasos, de disculpas y, como mucho, de accidente que incluye interrupción del servicio. Luego te enteras en el próximo tren, alguien que lo cuenta, alguien al que le mandaron un Whatsapp, incluso con una foto que nadie debería haber tomado pero que quedará para siempre como un testigo siniestro de estos días. Imagino que los conductores irán con miedo al entrar en las estaciones y ver que entre todos los que esperan en el andén puede haber uno que se abalance, otro, uno más que ya no puede soportar lo que le ha tocado, que sigue sin trabajo, que sólo ve un túnel y se le acabaron ya la paciencia y la fuerza para esperar la luz. Siempre hay dos vidas. La que nos quieren vender y la que ninguno estamos dispuestos a comprar. No sé cuál de las dos nos mata antes.

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