1/12/14

El padre de unos amigos se está muriendo. Es curioso el uso del presente continuo cuando hablamos de algo como la muerte. Estarse muriendo significa que para algunos ya te has muerto, para todos esos que se encuentran más alejados del epicentro. Para los que están cerca significa que aún no quieres irte, que estás en esa antesala inhóspita en la que se regatea con el encargado, el de la puerta, ese que tiene tu nombre en una lista y lo busca despacio deslizando el dedo por la hoja. Cuando estás en un tanatorio te das cuenta de la geometría de los sentimientos y compruebas que la teoría del círculo es real. Personas tangentes y secantes. Acudir de tangente significa rozar en un solo punto la línea del dolor. Esta posición explica que te quieras ir pronto, que quieras regresar al mundo de los que toman café con leche y piensan en las alegrías del fin de semana. Los secantes llevan puesta la mochila del dolor. A medida que pasan las horas un funcionario la abre para meter otra piedra todavía más pesada que las anteriores. Suelen ser piedras volcánicas que aún conservan una temperatura insidiosa que al contacto con la espalda hace que quieras gritar. Aquí se observa claramente la crueldad del presente continuo referido a la inmediatez de un hecho. Está ardiendo, dirían si su dignidad se lo permitiese, no es un sueño ni me lo invento, está pasando ahora. Estas putas piedras me están matando a mí también.

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