25/11/14

No me canso de mirar lo que no se mueve. Mi ideal estético es la televisión apagada. Miro la pantalla en negro y siento un escalofrío en la espalda. Los aparatos son más hermosos cuando se alejan de su función. Todos lo somos cuando nos limitamos a ser personas respirando, igualados por un comunismo biológico sobre el que apenas se escribe. La utopía también puede ser una película sin imagen en la que no suceda nada. Ojalá el pasado se pudiera editar. Apretar una tecla y eliminar las escenas sobrantes. Este año, fuera. Esta invasión, fuera. Este nacimiento, esta condena, este alarde, este discurso, este vals, estos disparos, esta palabra, estas banderas, este dramatismo tan artificial, esta sangre. Todo fuera. Habría siglos que se reducirían a diez segundos, a un montaje incomprensible en el que alguien te da un beso y luego crees ver la luna en el cristal de una mesa de terraza, como me acaba de pasar.

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