27/10/14

La poesía sirve para reconocerse. Leer un poema es probarse un traje ante el espejo y sentir por un momento que el que ves es un hombre nuevo, muy distinto al zafio que entró en la tienda. A mí al menos me pasa. Con Carver, por ejemplo. Me gustan sus trajes tristes, tan elegantes y a la vez tan reales. Pasas la mano por la manga y el tejido te dice: ‘Olvida todas las experiencias que implican dolor. / Y todo lo que tiene que ver con música de cámara. / Los museos en las tardes lluviosas de sábado, etcétera’. Los hombres que sólo se prueban trajes de Emidio Tucci no saben lo que se pierden. Ese italiano nunca escribió nada decente.

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