8/10/14

Acudo al diccionario como el que acude a su madre para que le explique una tormenta. Y el diccionario está allí, tendido en su colchón de madera y con las manos enlazadas sobre el pecho, porque de alguna forma es un muerto feliz a la escucha de mi pensamiento. Abre un ojo y me dice: ‘Inventar es averiguar, invenire, descubrir’. Me quedo pensando (que para eso sirven los diccionarios) y trato de encontrar las palabras que necesitaría mi pensamiento para continuar su camino. Después él solo se abre por la letra i, desliza el dedo sobre su tripa abombada y lo para en ‘impedimenta’: Bagaje que suele llevar la tropa, e impide la celeridad de las marchas y operaciones. Debe ser eso. Me dice que todo lo que he ido recogiendo es lo que me hace ir tan despacio. Pero no se trata de abrir la maleta ahora y vaciarla de golpe, sería demasiado fácil además de absurdo: ¿de qué le valdría a un soldado llegar una hora antes a la batalla pero sin fusil? Eres un cabrón, diccionario, anda, vuélvete a dormir.

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