4/9/14

Mireia sabe imitar muy bien el ruido que hace el spray de la nata cuando se acaba. Este verano, después de comer, cuando terminaba una multiplicación y escribía el resultado con su lápiz del bigote de plástico, hacía ese ruido para que su hermana supiese que estaba lista para la comprobación. Al escucharlo pensaba que el lenguaje también son todos los ruidos que hacemos con la boca, y no solo las palabras, que tantas veces se quedan cortas o ridículas, como trajes de cuando estábamos más delgados o más gordos y que al volvérnoslos a poner parecen de otro.

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