los días del mundo

Buscando algo


Nuria quería hacer una mesa con un palet.
Hay quien las hace y cuelga la foto luego
en Pinterest.

Son fotos muy bien hechas, casas de ángeles
que viven al norte y van casi todo el día
en pijama. Si me fuerzo
podría verlos, amasando en el aire
una felicidad hecha a mano, a prueba de intrusos.

Recorrimos varias obras. En el coche
buscábamos cada uno a un lado del mundo.

No sé si llamar amor a esa necesidad
de que cuadren las cosas, de que los sueños
coincidan puestos uno encima de otro.

Era viernes por la tarde, los obreros descansaban,
las grúas descansaban. Hasta el cielo
parecía deshacer despacio sus grumos con la mano.

Antes de volver a casa vimos unos palets
en la finca del gitano. Bajé del coche
y zarandeé la verja.

Como no llevaba gafas dije: “Está ahí.”
Nuria dijo riendo: “Es un espantapájaros.”

Me quedé mirando ese trozo de campo
con neumáticos apilados y la casa pequeña,
prefabricada, con una antena
que parecía borracha.

Puede que el gitano durmiese la siesta
ajeno a esa necesidad de simetría
que tiene el amor de vez en cuando.