3/2/14

Quiero una nueva mitología que incluya al dios chino del pan que me alimenta, ese que mata el tiempo en el mostrador viendo comedias románticas en un portátil de once pulgadas recubierto de cinta aislante. Y también a su hijo Xin, el de la pequeña coleta, que fuera concebido no sin júbilo en el almacén de la trastienda, entre cajas de peces congelados que por obra del amor recuperaron después la vida.