8/1/14

Lo de la luz blanca es mentira.
La muerte tiene
tres antesalas y un ascensor viejo.
Nada más.

Los días de mucho trajín
los cuerpos se amontonan a la entrada:
sacos de plástico en anaqueles blancos.

Si acercas el oído escuchas
la tensión reciente de la vida que se va,
como un piiiii de baja frecuencia
que al desaparecer te deja
algo triste, parecido
a cuando te acabas un helado.

Esa es la muerte. Ahí la tienes, muchacho,
parece decirte alguien
que no está, un mago torpe
que se delata por su aliento a ajo
y busca
un compadreo momentáneo contigo,
poca cosa, un cameo
de actor que creció entre aplausos de lata.

¿Ya está? ¿Tanto misterio
y kilómetros cuadrados de libros
para esto?

La muerte no tiene
las mismas ambiciones que tú.

No esperes un estadio vacío
con luces que se encienden para ti.
Nunca pisarás esa hierba
mientras mueras.