18/1/14

Hombre se convierte en voz. Su región lumbar es bombardeada con napalm. Una vez arrasada, los pilotos vuelan en paralelo y se miran desde sus cabinas levantando el pulgar antes del próximo objetivo. Hombre convertido en voz cuenta el escarnio. Al amanecer aparecieron dos cazas de combate F-35 de última generación en el cielo de mi dormitorio. Mi mujer dormía. Las aeronaves hicieron primero una pasada de reconocimiento a lo largo del perfil de mi cuerpo acostado. Luego desaparecieron. Puede que explorasen otras zonas de la casa. ¿Me los he enviado yo? ¿Para qué gobierno trabajo? En su fuselaje vi las letras RDP junto a un escudo. Podrían pertenecer a la fuerza aérea de la República Democrática de las Palabras. Suena ñoño pero de momento no conviene descartar nada. Pasaron quince minutos hasta que volví a sentir los rugidos en miniatura de sus motores. Me tapé convenientemente la cabeza con la almohada durante el primer bombardeo. Región lumbar devastada, como ya dije. Grandes bajas en la torácica. Vértebras C1, C2 y C7 inutilizadas. ¿Todo este daño me lo he hecho yo? Cuadrante superior del hígado en llamas con el consiguiente humo tóxico que dificulta aún más la respiración con sólo un tercio de la capacidad pulmonar. Manos y pies desaparecidos. Sobre mis escombros podré por fin cantar, repito, cantar. Mandíbula inferior fuera de servicio y en paradero desconocido, al igual que nariz y oído externo izquierdo. La vida será otra cosa. Dado que las bajas han sido tan numerosas me veo obligado a emitir este comunicado. Otra cosa, sí. A partir de ahora dejo de ser hombre y me convierto en voz. El hecho ha sido sumamente dramático, aunque se agradece el realismo de todos los detalles bélicos que me han hecho pasar tan buen rato. Díganle a mi mujer que la sigo queriendo y que, como voz, al menos seguiré diciéndole cosas bonitas antes de dormir.