29/1/14

El horizonte es un antídoto contra la asfixia. ¿Qué sería de nosotros si lo pudiésemos ver todo de golpe y a la vez? Prefiero imaginar que más allá de esa línea de monte bajo que ahora veo hay un bosque y en su espesura hay un reino que según le dé el sol parecerá Camelot o la casa en la que crecí. En ambas versiones los caballos corren sin atender a las señales humanas y hay un niño que pasea con una corona de hamburguesería mientras los pájaros picotean palabras en diccionarios abiertos que se confunden con el musgo. Que nadie me tome manía por estas observaciones ni crea que lo digo para parecer tocado por una luz singular. No hay nada de idílico en el hecho de habitar un espacio inventado. La física no necesita tranquilizantes para dormir. La imaginación, sí.