8/12/13

Urge revisar los papeles. Tira todo esto, ¿acaso eres el albacea de tu memoria? Da un paso al frente o a los lados. Deja que sangren las miniaturas falsas de tus recuerdos: es sangre de cocodrilo, no fallecerán. Imagina un ataque aéreo dentro de diez minutos, ¿qué libros llevarías contigo al sótano o cuántas de las personas que han vivido en ti cargarías a rastras para salvarlas de las bombas? Ya sé. Me dirás que no eres el encargado de ningún museo de cera, que no tienes tiempo. Estamos poniéndonos en el caso. Colabora. Es por tu bien. Selecciona la mitad de todo lo que tienes y de lo que eres. Cuando estés frente al montón vuelve a hacer otra mitad y después otra hasta que el aire que lo rodea sea válido para recrear un castillo en el que poder reinar a gusto. Ahora que detentas una monarquía invisible ya puedes pensar en lo importante: tú con un fumigador a la espalda cargado con veinte litros de un líquido corrosivo que irás aplicando con esmero sobre todos los mapas futuros que tu cabeza despliegue para ti.