8/12/13

Soy la criada vieja del invierno. Le llevo leche caliente a la mesilla y me siento a escuchar sus historias hasta que se duerme. Mi voz es tan antigua como los árboles, dice mientras le pongo las gotas de dormir en el vaso. Yo le digo: ya me lo has contado mil veces, invierno. Pero él sigue como en las novelas de Tolstoi o como en las de Proust. Tiene una maquinaria narrativa prodigiosa e inútil, como los engranajes del reloj de una estación de tren abandonada. Puto imbécil pagado de sí mismo que no tiene pinta de querer morirse nunca, eso es lo que eres. Yo caeré primero. Lo sé. Una noche dirás que tu voz es tan antigua como los árboles, pero será otro ya el que te escuche.