14/12/13

La primera persona del presente indicativo del verbo ser pertenece desde hace tiempo a una compañía de seguros española. Cuando escucho esa palabra saliendo de mi televisor se apodera de mí una extraña sensación, como si la existencia fuera una imposición arrogante, un enunciado que hubiera que exponer con orgullo ante una cámara. Soy de la Mutua, dicen esos actores en bosques lejanos o azoteas idílicas de otros países. Soy. Cuando les miro pienso que están esperando una reacción por mi parte, que me levante del sillón y diga: yo también, cuenta conmigo, nací para serlo y ahora quedemos en algún lugar conocido y comencemos nuestra cruzada contra los que no lo son. La primera persona del presente indicativo del verbo ser vive cautiva en bocas alquiladas que la utilizan comercialmente para beneficio de terceros. Este es el mundo que tan cuidadosamente creamos. Hablo de los que pasaron por aquí tanto como de los que ahora estamos. Todos somos responsables de que los verbos más esplendorosos y las palabras que definen mejor nuestra grandeza trabajen para otros que ya nunca seremos nosotros.