26/11/13

Al igual que los riñones, el corazón va acumulando piedras con los años. No obedece a ninguna disfunción ni creo que el ejercicio o una dieta espartana ayudasen a evitarlas. Si fueras al médico te diría: es el precio de la vida. Hay días que puedes escuchar las que alguien lleva dentro. Y no hablo de tener que ir por la calle con un estetoscopio y decir: ¿me permite?, mientras auscultas a un desconocido al tiempo que le pides que se mueva hacia los lados o que salte a la pata coja para comprobar tu teoría. Hablo de una mañana cualquiera en un autobús. Hay un bache y la persona que tienes a tu lado emite un rumor seco, un desprendimiento absolutamente geológico y melancólico que, según las circunstancias o época de tu vida que atravieses, te empujaría a abrazar ese cuerpo sin necesidad de más explicaciones.