8/10/13

Google tiene un ascensor que no utiliza nadie. Comunica con los sótanos de Internet. Allí abajo hay un cementerio de dominios abandonados por el que me gusta pasear. Mis pies tropiezan con carteles polvorientos en los que pone se vende. Apiladas contra la pared hay miles de fotos de banco imagen de mujeres que sonríen fingiendo ser teleoperadoras dispuestas a atenderte. Produce melancolía saber que ya no atenderán a nadie. La vida virtual sólo es una metáfora de la otra: pasillos interminables llenos de gente a la que el mundo se olvidó de buscar.