13/4/13

Cuando vayas con niñas a un parque debes llevar una pequeña mochila de color crema en la que meterás sus bocadillos, yogures líquidos, galletas de chocolate u otras que tengan formas de animales y que quizá les apetezcan después cuando se sienten en un banco a la sombra. No te inquietes porque la mochila sea de propaganda o tenga un unicornio impreso cuyos colores el tiempo haya ido lavando. En el bolsillo exterior deberás colocar la botella de agua. Procura que esté muy fría y llena. También será importante que habilites un espacio para las flores y las piedras que cojan por el camino. Seguro que con las flores querrán hacer pequeños ramilletes. Utiliza para ello un tallo largo y fino que podrás encontrar en cualquier mata cerca de un árbol. Cuando te enseñen las piedras deberás prestar atención. No te limites a mirarlas en su mano abierta. Deposítalas en la tuya y obsérvalas mientras las giras como si fuesen piedras preciosas. Al llegar a los columpios no te sientes ni muy cerca ni muy lejos de ellas. Establece un campo visual razonable que les ofrezca seguridad y a la vez les permita sentirse libres. Mientras permanezcas sentado interésate por la luz, por la densidad del cielo, por la brisa que corra en ese momento. Con estos datos deberás fabricar un estado de ánimo que te inmunice durante el resto de la semana cuando quizá no estés con ellas y sientas el deseo de volver a ese banco y contemplar sus melenas brillando al aire mientras se columpian. De vuelta a casa entra en un chino y deja que elijan el helado que más les guste. Paga a la mujer asiática lo que te pida o la cifra que aparezca en su calculadora. Después regresa a casa despacio para que ellas tengan tiempo de fabricar al detalle su recuerdo de esa tarde.