19/11/09

Ayer un amigo me dijo que dejar de fumar es como cambiar de ciudad. Me gustó la frase y la apunté en el bloc de notas de mi iphone, después le dije que se escribiera él esto que estoy escribiendo ahora, que me lo diera y luego yo lo pondría aquí; la idea me gustaba, además él también es escritor, publicitario y escritor y amigo y filósofo canario y cocinero de lentejas con chorizo y un chorrito de vino blanco, pero sobre todo es vago, un príncipe de la pereza, por eso no se animó a escribir el post y hoy tengo que hacerlo yo. Lástima. Como decía, mi amigo enunció una teoría deslumbrante: dejar de fumar es como cambiar de ciudad. Podría ser el título de un libro, ese que me falta por leer para dejarlo. Lo malo de los libros de autoayuda es que, por lo general, están muy mal escritos, literatura de muy baja calidad, perdón, escritura de muy baja calidad. Todos los que he empezado a leer para dejar de fumar me han durado lo que dura un cigarro; sin embargo "dejar de fumar es como cambiar de ciudad" tiene algo dentro. Veamos, de momento antepone la adaptación a la fuerza de voluntad, interesante. Europa arrastra el peso de una cultura religiosa que ha ramificado hasta lugares insospechados, esta cultura asegura que la voluntad es una virtud, que la constancia es otra. ¿Y el poder de la adaptación, no será más interesante la capacidad de adaptación, que además está conectada con la inteligencia? Nacemos con un cilicio en la mano, nos lo pone la tradición, después en la otra nos ponen un cigarro para compensar el drama, y fumamos y crecemos y luego nos enteramos que es malo, llega la sombra de la muerte y escribe una dedicatoria en tu cajetilla. Bravo por la muerte y el marketing, bonita alianza.
Hubiera sido mejor que todo esto lo escribiera One, mi amigo; a lo mejor él se refería a otra cosa con lo de cambiar de ciudad, pero a mí es lo que me ha salido. Me gusta la idea de buscar ciudades nuevas, me gustan las treguas, las autocaravanas que salen al amanecer y toman una carretera desconocida. Vivir es cambiar constantemente de ciudad, ciudades imaginarias, mapas inventados, rutas que nuestra intuición dibuja con mano temblorosa en un área de servicio de la autopista. Me gusta, One. Me has hecho desear un cambio pero creo que voy a seguir fumando; fumar es maravilloso a pesar de lo que digan, quiero que mi marca de tabaco lo ponga en los paquetes que compro, aunque sea en letra pequeña, que pongan "Recuerde: fumar es maravilloso." Sería una compensación a tanto tenebrismo. Bueno, One, ya no sé cómo seguir, mi autocaravana se ha quedado sin gasolina, me haré a un lado y dormiré un rato pensando en todo esto que he dicho. Cuando lo leas ya me dirás algo.

No hay comentarios :