20/8/09

Agosto recuerda a Agosto. Si levantases la tapa de cualquier mes de Agosto, después de destornillar sus ocho minúsculos tornillos cobrizos, descubrirías que dentro de sus circuitos integrados está la información de todos los Agostos de tu vida. Por eso hoy me acuerdo de una culebra de plástico con la que mi padre me asustaba en un tren que iba de Alicante a San Juan cuando tenía tres o cuatro años. Apostaría mi vida a que ese tren era verde y blanco; la parte de abajo verde y la de arriba blanca, no al revés. Lo veo ahora, circulando por los quejumbrosos, ridículos y sobredimensionados páramos de mi memoria: nostalgia barata. Podría seguir enumerando recuerdos pero esto acabaría siendo como una columna de Manuel Vicent con referencias a dioses de la antigüedad y párrafos enteros destinados a ensalzar el brillo de una gota de aceite cayendo en una rebanada de pan. Definitivamente no. Me refiero a cosas más concretas y de menos vuelo. Me gustaría volver a ver ese tren verdiblanco para desmontar el esteticismo de ese recuerdo. ¿Por qué la memoria es tan vanidosa y nos pinta de extraordinario algo tan básico como una camiseta empapada de sudor? Agosto recuerda a Agosto. Nada más. Nada que añadir para intentar disfrazar la vida de piano de cola; mi infancia no lo tuvo ni lo quiero ahora. Pero eso no quita a que todos los Agostos tengan dentro el embrión de otro mes idéntico al suyo pero escamoteado con otros olores, paisajes o qué sé yo que pueda tener un mes dentro como el pasmoso feto de lo desconocido. Otra vez nostalgia barata. Es imposible escribir hoy sin que me pique ese bicho. Adiós.

No hay comentarios :