12/7/09

El ventilador hace tanto ruido que mi hija no escucha los diálogos de sus winx. Si subo el volumen de la tele se haría imposible permanecer en el salón. Es verano: prefiero el ventilador y sus ruidos de aeródromo de provincias antes que el aire acondicionado, que nada más conectar ya lamento. En 1973 yo también veía dibujos animados en una habitación con un ventilador, el de aquellos días era rojo y pequeño y tenía un transformador externo que había que conectar para que funcionara. El que tengo hoy en el salón lo compré en Mediamarkt, fueron algo más de cuarenta euros pero hace demasiado ruido; debería haberlo probado en la tienda, aunque hoy en las tiendas no se puede probar nada, ves un montón de empleados vestidos todos iguales, con zapatillas excesivamente cómodas o deportivas, con una chapita en el polo con su nombre, con ganas de que lleguen las nueve y todo se acabe; van y vienen y parece que intenten cruzar la nave sin encontrar ningún cliente, ese debe ser el objetivo. La próxima vez que compre cualquier aparato lo probaré, da igual lo que sea.
Si pudiera viajar a 1973 regresaría a por aquel ventilador rojo y se lo traería a mi hija; le diría: "hija, viajé en el tiempo para traerte esto", y ella no entendería nada; vería aquel trasto como un error del que su padre se había enamorado, otra incongruencia originada por este calor insoportable.

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