los días del mundo

Hoy cumples cuarenta y tres años. Ha llegado el momento de que sepas la verdad: el corazón es un hinchable de playa. Olvida todo lo que te hayan dicho hasta ahora o lo que hayas oído en las películas o en esas novelas victorianas en que lo tratan como un órgano intocable. Como buena mediterránea sabrás que un corazón no sirve de nada cuando está desinflado y metido en un cajón o en el altillo de un armario esperando que llegue el verano. Hay que llenarlo bien de aire y llevárselo a la playa para que se manche de arena y le dé el sol y se moje y, llegada la hora de la siesta, utilizarlo de almohada y después cerrar los ojos y ver esas manchas de luz desparramándose despacio mientras escuchas las olas y la voz del que vende los helados. No tengas miedo a que se pinche de tanto usarlo: para eso está. ¿O es que acaso pensabas de pequeña, cuando el helicóptero lanzaba balones de Nivea a la orilla y tú chillabas con los brazos levantados, que un día se pincharía el que estaba destinado a ser tuyo? Pensar algo así sería victimista y catastrófico y contrario al mandato de la alegría con el que salen de fábrica todos los corazones hinchables. Desde que te conozco me lo he pasado muy bien jugando con el tuyo, lanzándolo al aire, incluso en los días en que no había playa ni promesa lejana de ella, sólo nubes y tormentas tan reales que a otros les hubiese hecho desistir para siempre de la práctica de este deporte. Pero ya ves, no se ha pinchado, y mira que le hemos dado mala vida a veces y patadas voluntarias e involuntarias y días en que no lo encontrabas o no lo encontraba yo, aunque te aseguro que nunca he dejado de buscarlo. Hoy cumples años y parece nuevo, tan rojo, tan brillante que salimos los dos reflejados con cara de idiotas, la cara que uno pone cuando por fin alguien se atreve a decirle la verdad. Había un filósofo austríaco que decía que el mundo son los actos y no las cosas que hay en él. Me da que fue muy poco a la playa y que se pasaba el día leyendo libros, muy pálido, pero en eso acertó. Y si el mundo son los actos, el mío eres tú cada día. Feliz cumpleaños.