15/9/15

Toda esa energía vuelve cuando quiere, como una ex que viviera hace años en Vancouver y de pronto le da por aparecer con un hola, qué tal todo, veo que sigues teniendo esa foto enmarcada, pobre, tan sentimental, siempre maniatado y girando por el laberinto de microsurcos de tus trozos de plástico. Nos vimos la última vez en el Olímpico de Roma, 2013, en el concierto de Muse, aquella guitarra sintetizada, estridente, fría como el corte de un cuchillo japonés de teletienda anunciado de madrugada. Te vi. Estabas allí. Llegué en el vuelo 4367. Vancouver, Roma. Aterrizamos antes de hora, el Atlántico y los vientos favorables. Me han dicho que ahora abres Youtube como una anciana que levanta la tapa de un cofre perfumado para sostener entre sus dedos una piedra roja y decir mientras, muy bajito, casi para nadie: el pasado.

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