14/3/15

Me gusta escribir en tu cuarto y que cuando aparto la vista de la pantalla vea el maniquí de los collares o que mi brazo derecho roce sin darme cuenta tus cajas pintadas, sobre todo la de la bailarina en el bosque de rosas gigantes. Me he acostumbrado. Ya en otro sitio me parece estar en un descampado. Muchas veces siento que mi vida es ese solar abandonado y lleno de maleza y con un cartel quemado por el sol en el que hace años alguien escribió un número de teléfono. En cambio aquí, recogido religiosamente por tus cosas, me creo más de lo que soy, y al hacerlo doy zancadas más grandes para que las palabras no se salgan del camino. Es necesario que lo intente. Romanizo cosas que no existen. No te rías, suena cursi pero es así. Papá es un pastor loco que asegura haber sido elegido para responder de un ganado ingobernable. Papá es bobo, Mireia, y dice cosas raras y le encanta que le dejes tu mesa para escribir.

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