24/11/14

El otro día se me ocurrió una idea para un corto. Un corto es algo que nunca se acaba haciendo pero que es bueno que esté ahí como un aparato más en el gimnasio de la mente. Se llamaría La última encuesta. El argumento es muy simple. Alguien está a punto de morir. El acontecimiento se representa en una especie de sala de embarque blanca y aséptica. Hay asientos para los que esperan. Suena una música tradicional hawaiana que cumple la función de restarle dramatismo al momento. También hay una máquina de agua y una jarra de café. A medida que van diciendo nombres la gente se levanta y va hacia la puerta. Cuando dicen el mío me acerco al mostrador. Una chica joven también vestida de blanco y muy sonriente me dice si sería tan amable de responder a una encuesta. Le digo que sí porque ya no tengo excusas ni prisa ni nadie que me espera al otro lado, ni siquiera yo me espero, puesto que no soy capaz de comprender en qué consiste la muerte ni si estaré conmigo una vez la cruce. La encuestadora hace preguntas cortas y rápidas a las que debo contestar con un número o una palabra. Califique del uno al diez su vida, ¿ha conseguido lo que quería?, ¿viviría otra vez?, ¿tuvo la sensación de ser amado? Mis respuestas son tan rápidas como sus preguntas. Siento que me voy poniendo a tono. Mi mente toma velocidad. Por fin la vida me pone frente a un sparring en condiciones. Todo correcto hasta que llega la última. La chica me mira a los ojos y dice: defina en una palabra su vida. Entonces es cuando dudo y noto que empiezo a sudar. Para calmarme trato de pensar en lo ridículo de la situación. No tienes porqué estresarte, vas a la muerte, qué importa la palabra que le digas, da igual, no irá a ningún sitio. La mujer se aparta y habla con otra que parece su supervisora. Ambas me miran. No consigo saber qué dicen. Murmuran. Después se acerca y me comunica que debo abandonar la sala, pero no por la puerta por la que salen todos sino por la que entré. Debería estar agradecido de que aún no sea mi hora. Debería haber una escena de baile, un musical, una explosión. Pero no. Sólo es el triste plano de un hombre caminando mientras rebusca entre todas las palabras que conoce.

No hay comentarios :