los días del mundo

Disparo


Se detuvo y miró hacia atrás. A esa distancia, el problema parecía un skyline incendiado o recién bombardeado y con las columnas de humo mezclándose con el naranja de las llamas en la base del cielo. Experimentó la belleza de haber salido, de que se hubiese terminado algo que dejaba hueco a lo siguiente: sucede siempre igual cuando acaba un problema, esa orfandad inexplicable de la autocompasión. Volvió a mirar hacia la parte intacta del camino y hacia allí se dirigió despacio. A los cuatro pasos se volvió a parar. Sintió el corazón latiéndole primero en un hombro y después en el antebrazo. Le pasaba cuando sus nervios acababan de salir de una zona en conflicto y todavía no se habituaban a la normalidad. Sacó una pistola del bolsillo y apuntó al empeine de su pie derecho. El disparo retumbó en la nada produciendo una cascada de ecos que tardaron una eternidad y media en desaparecer.