23/7/15

La vida tiene una cuerda como esas que bordean las cataratas. Los turistas se agarran a ella y sonríen agradecidos al que tuvo la idea de ponerle un bozal a la muerte. La cuerda llama a la mano. Le dice pósate aquí y nada malo te pasará. Se sabe los mejores chistes de Twitter y te los repite hasta que te ríes. También te dice lo que hay que silbar de vuelta a casa si quieres ahuyentar pensamientos malos. La cuerda recorre centros comerciales, piscinas, fotografías en grupo, tanatorios, geles íntimos y peluquerías unisex. En Japón están investigando un sistema para que atraviese también el corazón humano, aunque ellos no lo planteen con esa ingenuidad y prefieran hablar de la cuerda interior (inside rope) y hayan desarrollado a modo de ejemplo una aplicación digital para viajar por cualquier drama de Shakespeare agarrado a ella. Gracias a este avance, millones de personas pasearán por los fantasmas de Ricardo III siguiendo una ruta segura, con carteles que recuerdan al visitante que al llegar a la última página todo habrá acabado.

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