9/3/15

Un dolor sin cocinar puede ser cualquier dolor. Escribir es una sartén, y también la mano que la maneja. Julian Barnes es un inglés cínico con aroma a maderas de Oxford. Por muy cínico que seas, un día te quedas sin alguien que tenías cerca. Entonces coges la sartén e intentas explicarte lo que significa la vida y lo que sientes cuando desaparece. Hace unas semanas releía Nada que temer, un libro raro de este inglés con el que he crecido y me he reído. Le escuchaba mientras hablaba de la muerte de su mujer y lo que supuso para él. Yo no hacía más que asentir con la cabeza. Es lo que se hace en estos casos. Igual que cuando estamos con alguien que nos cuenta algo y al instante sabemos que ese algo nos hará distintos para siempre. La muerte y el dolor son tan universales como inexplicables. Cualquier bandera que nos señale como sus patriotas o inventores resulta ridícula. Prefiero los que lo echan a su fuego y tienen la valentía y el talento de saber cuándo ha llegado el momento indicado de contarlo.

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