7/1/15

El mercado de los buenos deseos de año nuevo funciona así: recibes un cheque de felicidad en blanco firmado alegremente por alguien a quien no conoces y al que nada le importa que te presentes a cobrarlo y te digan que no hay fondos. Los deseos son productos imaginarios y como tales no están adscritos a las normas de los productos físicos. Esta sutileza descarga de responsabilidad al emisor pero carga de responsabilidad al destinatario, que tendrá que ingeniárselas para no sentirse defraudado si en el transcurso del año no ha conseguido ser feliz.

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