6/8/14

Los quince días que su hijo no está procura evitar su cuarto. Prefiere que la puerta esté cerrada para no ver nada ni que el olor de sus cosas le recuerde su ausencia al pasar. Quince días para aprender a estar sola. Una silla en la piscina. Una toalla. Una taza por la mañana. Un plato en la mesa, o a veces ni eso, simplemente un sándwich vegetal sostenido en la mano frente al ruido de la tele y su promesa gratuita de convertirse en una luz que luche contra ese vacío minuciosamente personalizado que nunca deja de sentir por mucho que tras el sándwich vaya a la cocina descalza y coja chocolate de la nevera. Masticarlo es encontrar refugio en medio de una tormenta. Siente la lluvia cayendo sobre un techo endeble que cederá cuando el último trozo acabe en el estómago y se mezcle con lo demás. En el trayecto pasará de placer a necesidad confirmando que la vida es considerada como tal por su capacidad de transformar las cosas en su beneficio. Lo piensa y cae en el consuelo de aconsejarse a sí misma que debería probarlo. Si un alimento es capaz yo también podría. Los cambios. Durante el resto del año soy dos, a veces tres, cuando bajo al soportal y hago que me gusta el fútbol para que él tenga a alguien a quien pasarle la pelota, cuando le digo buenas noches y le doy los besos que le faltan, besos de más para que no caiga en la cuenta de ninguna escasez, o cuando no me pregunta cosas que le preguntaría a su padre y siento que entierra su duda en un campo en el que ya nunca crecerá nada. Pero es duro dividirse de golpe cuando el resto del año has hecho lo imposible por multiplicarte. Esa clase de aritmética no la entiende ningún corazón. Pide tiempo. Por eso cierra los ojos en la tumbona de la piscina y trata de olvidar que simplemente es una mujer sola. Una mujer con las uñas de los pies excesivamente bien pintadas, con el pelo excesivamente bien cuidado, con la piel excesivamente bien protegida del sol. Una mujer que cambiaría todo eso por abrir de pronto los ojos y ver la silueta de su hijo a contraluz, acercándose.

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