25/8/14

A veces oigo desde la cama el disparo de una salida en falso. Cierro los ojos y veo al juez de pista con el revólver apuntando al cielo todavía. Por mucho que siga con los ojos cerrados ya no puedo captar detalles como el humo saliendo por el tubo del cañón o quién fue el ansioso que originó el disparo. Podría ser cualquiera. Todos alguna vez. O todos siempre. Por la noche, cuando estoy en la cama, los escucho, como si la inocencia tuviese la forma de un cuerpo humano asustado al que alguien le estuviese metiendo la punta de un revólver por el culo.

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