18/5/14

Simeone es un Robin Hood argentino que roba alegría a los ricos para dársela a los pobres. Sé que enunciado así resulta demagógico porque él también es rico y entre sus beneficiarios también los hay que no necesitan ayudas. En realidad son grupos de millonarios que se roban entre sí como entretenimiento para los que no lo somos pero hacemos que ellos lo sigan siendo. En cualquier caso, el departamento de marketing del Atlético de Madrid sabe que una marca debe ocupar su hueco de mercado, y el suyo siempre ha sido el de sufrido equipo del pueblo que asistía con rabia a la opulencia de su vecino blanco. La maquinaria se ha puesto en marcha. Las Redes se han llenado de frases y consignas de diseño que venden el coraje como ideario vital. Pronto vendrán los libros de autoayuda, los seminarios, las sesiones de coaching aplicadas a la empresa y las campañas publicitarias en las que el Cholo venderá coches, maquinillas de afeitar y champús que tengan el coraje de sacarnos de la rutina para empujarnos hacia la verdadera vida. Suyo será el Reino. Transitoriamente, sí, pero lo detentará como inquilino de moda, como modelo aventajado para los que nunca hemos tenido el valor de ganar nada. Hoy recorrerá las calles de Madrid subido a un autobús con muchas banderas. David aclamado ante los dos gigantes abatidos en el suelo. Paseará el ejemplo. Así debe ser. La comunión popular es básica para que entendamos que lo que ha pasado es real y no un montaje de los medios. El coraje triunfa. Da igual que tengas más o menos talento. Lo importante, nos dice el guerrillero argentino, es luchar. El único problema de esta corriente filosófica estriba en ganar dos veces o hacerlo tan a menudo que las frases pierdan fuerza y se conviertan en mensajes anodinos que palidecen impresos en una camiseta. Por eso hay que darse prisa. El éxito tiene la mala costumbre de comérselo todo.