10/10/13

Cuántos metros cúbicos ocupa mi mente en tonterías, sombras extensibles de tiempos que no han llegado ni puede que lleguen, amarguras imaginarias, caminos cortados, vallas, trampas, soliloquios de muñeco de ventrílocuo, burocracia celeste que juega a ser líquido pringoso en mi mesa, existencias e inexistencias, laberintos que nadie me pidió y sin embargo construí con eficiencia victoriana, personas con rostro de animal que pululan por mi día a día como si yo mismo fuera un musical sin público que urgiera estrenar. Todos esos metros cuadrados viajan conmigo en infografía. Cuando fumo en una acera los veo flotar, ridículos, esperando. Llegan a tener naturaleza de portaaviones plagado de hormigas que se montan a cámara lenta en sus naves de guerra y me impiden ver, por este orden: cielo, luz, silueta de las horas, árboles mecedores que se despiden en fila del verano.