7/6/13

Qué pena que Coca Cola no tenga ningún interés comercial en mí, salvo las esporádicas latas de light que les compro y que para ellos no deben representar ni media ala de mosca en sus gráficos de ventas. Lo digo porque me gustaría que me organizasen una campaña que dijera: Bendito Luis Acebes. Las grandes multinacionales solo se ponen románticas cuando ven en peligro su facturación. Cuando sus estudios o las leyes amenazan sus beneficios corren a hacer anuncios que toquen la fibra mayoritaria. La maldita retórica, y su sombra alargada, que nos invade por todas partes. Cuando dicen Salvemos los bares quieren decir Salvemos Coca Cola, pero claro, decir algo así no sería comercialmente correcto. Ojalá las familia que ahora sufren el chaparrón de la crisis tuviesen patrocinadores para semejantes despliegues. Benditos Pérez, por ejemplo. Veamos... “Cada vez que los Pérez no van de vacaciones a ese hotel de Lanzarote se pierden para siempre quinientas sonrisas, se desvanecen cincuenta “papá, juega conmigo”, y las puestas de sol se acaban yendo sin que nadie las admire. Porque en esas playas aprendieron a hacer castillos y a decir "mamá, jorgito me ha echado arena a la cara." Los Pérez o son de toalla o de hamaca, pero todos son de tomar el sol. Los satélites detectan a una familia Pérez cada 18 segundos. Si no encuentras a un Pérez, está en la playa. Porque les gusta verse, tocarse, hincharse el flotador unos a otros. Y juntos vamos a echar una mano a nuestros Pérez, las familias que quieren volver a ser felices veinte días en la playa y no tener que pegar la gorra un año más en casa de los suegros. Benditos Pérez.”