16/6/13

Para escribir una novela hay que saber mirar, no basta con los ecos que llegan de dentro. Todo puede nacer de una imagen difusa que lleva años en la cabeza con actitud paciente pero financiada por el ministerio de la obsesión. Hay que dejar que sea raíz e impulso, pero no basta. Conviene desplegar la vista por todo lo que desconocemos, hacer visera con la mano y girar despacio intentando que el horizonte y sus callejones se hagan visibles. La ordenación llegará con el tiempo. Desde la imagen y los primeros pasos se irán llenando los estantes y los graneros. Sebald recomienda robar, coger lo que nos interesa y no decir nada. También avisa sobre la emoción. Uno de los mayores enemigos de la escritura larga es la poesía. La rienda firme. Que la mano impida el desbocamiento. Al tratarse de una carrera de fondo hay que administrarla como tal. La estrategia consiste en no quedarse en blanco en la página treinta; desfondado y sin aliento. Murakami es un curioso corredor asiático. Juan Benet fue un atleta olímpico en el país de los mesones. Handke es un vecino alemán que habla para sí mismo mientras corre: si te acercas lo suficiente podrás escuchar lo que dice. Y muchos otros, la fila es larga. Yo, de momento, solo soy un dominguero demasiado orgulloso de sus zapatillas baratas.