10/5/13

Esta tarde encontré una cosa que empecé a escribir hace dos años y que se llamaba Autoconsejos para dejar de amarte. Era la historia de una mujer que sufre un desengaño y se consuela chateando con extraños. Me gustó ponerme en la piel de una mujer, aunque reconozco que resultó complicado el travestismo. Os dejo el trozo que he leído hoy y que no me ha abochornado demasiado.

"Desde que no estás, me hago llamar SeñoraDorsey. Es mi nueva identidad para olvidarte. SeñoraDorsey es alta y tiene una melena rizada de color castaño. SeñoraDorsey tiene los ojos color miel y un ombligo volcánico que hace las delicias de los curiosos. Me gusta que los hombres me pregunten cómo soy. Les imagino escribiendo despacio, con una sola mano. Cuando estoy en el chat no pienso en ti. Es como el recreo pero sin monjas. Salto a la comba rodeada de mirones que se tumban en círculo para verme las bragas. Me como el bocadillo en las rodillas de un baboso que acaricia mis coletas. No tengo amigas. Es el recreo del colegio más pequeño del mundo. Solo yo. SeñoraDorsey me ayuda mucho. Recoge cada noche los platos que tiro al suelo y después me da pomada en las heridas. Me dice túmbate aquí y después desliza sus dedos por mi espalda mientras tararea canciones de princesas que vivían en el corazón de un bosque. Me gusta lo que hace con mi cabeza: me enseña a jugar a las putas, me enseña a que no duela nada. Te gustaría conocerla, aunque te daría miedo. Está loca. Es la mujer más libre que conozco. Me dice que utilice mis lágrimas para embalsamarte. Pero todavía no estoy preparada. No me preguntes cómo empezó todo esto, ni yo misma lo sé. Entré y vomité estrellas podridas. Después me senté un rato a calmarme. Un caballero muy atento, que llevaba puesto un capuchón de cuero, me ofreció su pañuelo para que me limpiase los labios. Olía a la colonia que usaba mi abuelo. Sabes que soy muy sensible a las muestras de caballerosidad. Enseguida me encontré desnuda y recorriendo su fusta con la lengua. El encapuchado comenzó a gemir de alegría y me dijo que hacía mucho tiempo que se sentía solo pero que, al verme, su soledad había saltado por los aires como cuando estalla una silla en un sueño. Me gustaron mucho sus palabras y seguimos chateando más veces. Después vinieron otros: indeseables, vanidosos, locos, chicos asustados, amantes de película barata. Fantasmas que me acompañan cuando es de noche y no puedo dejar de pensar en ti. Soy una abogada cuarentona que chatea y llora. A ratos me olvido. A ratos maldigo mi vida. SeñoraDorsey me dice que cuelgue, pero no se da cuenta de que no estoy hablando por teléfono. Hablo con el rectángulo de luz blanca tras el que te escondes."