29/4/13

Me metí en esa página de internet en la que puedes encargar días a medida porque sabía que querrías un cumpleaños con sol. Me registré. Expuse tus preferencias. Estaba nervioso: nunca le había regalado un día a nadie. La opción con unicornios salía muy cara y tampoco creo que te gusten esos caballitos con cuerno. ¿Qué harías con él? ¿Lo usarías para colgar el abrigo que has tenido que ponerte por esta vuelta inesperada del invierno? Mejor lo de las flores y que durante las próximas doce horas escuches el ruido del mar en casa. Aunque no sé si las olas es mejor imaginarlas que tener que aguantar una grabación y que nuestra vida parezca un parque temático. Estas cosas están bien pero ya sabes que soy más tradicional en lo de los cumpleaños: quedarme muy quieto, la estatua que sopla velas atenazada por la exactitud del tiempo. Tú en cambio te creces en las ceremonias, las disfrutas sin la tensión que me producen a mí. Total que no sé si va a funcionar. Les he mandado un mail y me han dicho que si esta tarde no sale el sol me devolverán el cincuenta por ciento de lo que pagué. Por si falla había pensado escribirte esto. Sé que no es lo mismo, pero dicen que la intención es lo que cuenta y la mía es que seas muy feliz hoy, tanto como yo por estar contigo.