15/2/13

El otro día encontré un poema que escribí a Jorge Riechmann hace ya algún tiempo. Un editor quedó en darme su dirección y al final no sé qué pasó pero no se lo mandé. Bueno, aquí está, para él y los que lo quieran leer.

"Hacer galletas con Jorge Riechmann.

Jorge, me gustaría que vinieras a casa un día para hacer galletas con mis hijas. No es que te necesitemos para sopesar la exacta mezcla de nada ni ver con ojos de abuela-mosca cómo la mantequilla juega al amor antiguo con el azúcar e imprime en el ambiente la sensación de que el mundo no dejará de girar nunca.

Es sólo que vinieras hoy (un suponer) que la casa huele a nueces y Mireia tiene virutas de chocolate en el pelo y fuera, tras el hermetismo de la ventana, enero se cree un escalador joven que nunca caerá al vacío.

Jorge, yo también dejé de leer EL PAÍS un día y decidí que la actualidad vendría redactada en el parpadeo de una niña de dos años que huele como multiplicar todos los jardines botánicos del mundo por diez. Perdona que haya subido las escaleras de tu palacio de tres en tres y que haya desoído la negativa de tu minotauro guardián quien, pistola de agua en mano, me conminó a una discreta retirada.

¿Qué de malo tiene un poco de repostería en medio de tantas palabras que no alimentan nada?

Los domingos, Jorge, son anomalías en la sangre, corrillos de glóbulos blancos que conspiran contra mí; y no vale de nada que gire la vista hacia otro lado o que recuente las manzanas que quedan hasta mi muerte: es ella y sus disfraces de mierda, sus caretas de filólogo vanidoso, sus maneras de zahorí caminando por las llanuras de mi angustia lo que me mata.

Por eso lo de las galletas contigo."