17/11/12

En el centro geométrico de su tiempo todo parece fatídico y desproporcionado, digno de acabar con nosotros por aplastamiento o por el efecto de alguna ley física implacable y sencilla; y sin embargo, al convertirse en pasado (al desplazarse el punto cardinal hacia atrás o hacia abajo, dependiendo de nuestra situación o de la zona de la memoria en la que nos encontremos) parecen huracanes de bolsillo, atracciones del terror que nosotros mismos hubiésemos fabricado y en cuyos espejos deformados nos mirásemos con la tranquilidad de saber que la imagen que nos devuelven ya no nos pertenece.