12/12/10

Qué hacía escuchando un trío de Schubert a la una de la mañana y por qué al hacerlo tuve que correr para entrar en Google como el que entra en una farmacia de guardia porque no recordaba las partes del pistilo de una flor, nombres cuyo eco conservaba de hace mucho tiempo en alguna sala precintada, ya casi en otra vida: estigma, estilo y ovario. Debe ser que al sentir las primeras notas del piano cerré los ojos y vi cómo mi cuerpo caía lentamente dentro del mecanismo femenino de una flor gigante. Puede que esa sea una de las definiciones más razonables de la tristeza: deslizarse por un estigma y sentirse succionado hacia otro universo de atmósfera dulce y pegajosa en el que nada de lo que sabemos servirá para escapar. Creo que Schubert compuso este trío dentro de una flor carnívora. La planta le fue arrancando meticulosamente la capa que recubría sus venas como si fueran hebras de un espárrago. El dolor inimaginable de tal acto no se puede contar con palabras convencionales, por eso recurrió al piano, que primero y con gran sensatez se encargó de construir una superficie sólida para que aterrizara el violonchelo; cuando estuvieron juntos llegó el violín y después el piano empezó a contar en primera persona su discurso sobre la tristeza.
Ahora ya es por la mañana y algo me impulsaba a contarlo. Quizá ver el cadáver irreconocible del compositor alemán junto a la flor gigante y con su sistema circulatorio desgajado del cuerpo como las luces de un árbol de navidad que alguien hubiese tirado en un callejón, fue lo que me empujó a sentarme delante del ordenador y redactar el informe de su muerte. Las preguntas me las hago a mí mismo y a la vez al mayor sospechoso: ¿qué hacía escuchando un trío de Schubert a la una de la mañana? Al leer la pregunta mi cabeza se transforma en el sótano de una comisaría en la que las bombillas penden del techo por cables que se mecen como si fuera la bodega de un barco. Cuando acabo de escribir saco el folio del carro de la máquina y apunto algo con lápiz rojo: la tristeza siempre nos mata.

2 comentarios :

Anónimo dijo...

Me gusta.Un saludo.
Kenit Fole

lu dijo...

Me alegro que te guste, Kenit.
Un saludo y bienvenido por aquí.