6/5/10

Una vidente me manda un e-mail anunciándome que van a pasar cosas sorprendentes en mi vida. Dice que se están preparando acontecimientos astrales de suma importancia. Y dice que todo esto lo soñó la otra noche porque lleva varias semanas obsesionada con mi caso. Habla de una cifra: 7.700 euros. ¿Por qué exactamente 7.700 euros? Me sorprende que alguien pueda soñar cofras tan rotundas. Yo, cuando sueño, no logro recordar casi nada. Con la edad, menos. Sólo conservo del pasado mi viejo sueño del edificio abandonado en el que subo en un ascensor que hace mucho ruido y cuyas paredes interiores están oxidadas. De pronto las puertas se abren y salgo a un rellano mal iluminado. Me estremece el ruido fantasmal del cuarto de motores que intuyo en el piso de arriba. A él se accede por una escalera tenebrosa y muy empinada. Siempre me quedo parado delante de esas escaleras, pensando, quizá paralizado o congelado por una premonición que dice que si subo moriré. Ya está. Fuera de esta película onírica y absolutamente aburrida no recuerdo más. Por eso me sorprende la vidente que se dirige a mí en términos tan cósmicos y (lamentablemente) tan comerciales. Lo peor de todo es imaginar al pobre redactor que ha tenido que inventarse esta patraña para que llamen a la señora y su contador de 1,67 euros/minuto no deje de funcionar. Lo segundo peor es que si recurre a esta publicidad es porque hay gente que se lo traga. ¿7.700 euros? Me gusta esa cifra, dirán, ¿cuándo los tendré? ¿Me vendrán en sueños? ¿Los traerá mi ángel en un cofre de plata al amanecer? La inocencia es un mercado en sí misma. Unos días son gente que te vende un móvil, otros una nueva sopa adelgazante y (¿por qué no?) predicciones financieras en tiempos tormentosos. El motor es el mismo: nuestra ingenuidad. Y pongo la mía la primera y quizá la más grande de todas. La parte de mí que vive en un planeta de chicle correría al teléfono para que esta vidente me ampliara la información. Pero la parte de mí que lleva bigote y tiene una lupa para leer las cartas del banco la para en seco y se ríe de su puerilidad. Maldita vida. Maldito mundo este con sus mentiras y sus bigotes y sus lobos disfrazados de mariposas. Deberían inventar un planeta alternativo en el que pudieramos vivir en paz mis dos partes y yo.

No hay comentarios :