16/6/09

Pienso en hilos, hilos que se cruzan y que son rastros de personas. Interesante. 1997, un hombre va de Madrid a Barcelona caminando por una carretera desconocida, va dejando tras de sí un hilo grueso de color indeterminado; se cruza con una mujer, otro hilo, otro camino. Ahora deberíamos disponer de una cámara cenital situada a unos diez kilómetros de altura. La visión sería esclarecedora: miles de hilos que van tejiendo algo informe, algo que ningún patrón de diseño textil podría calibrar; es una maraña orgánica que oscila y decae, que se desteje y avanza creando un mapa nuevo de nosotros mismos. Sí, pienso en hilos. Otra mujer asciende por una montaña tirando de un hilo rojo de seda; la luz del amanecer ciega sus ojos y hace que el hilo del que tira se convierta en un rayo láser, un apéndice luminoso del paisaje en medio de ningún sitio. ¿Los hilos tiran de nosotros o es al revés?

No hay comentarios :