El hombre razonablemente bien vestido está cansado de esperar y ahora tendrá que convivir con una duda en forma de mancha que ha aparecido en su pulmón izquierdo; una alteración casi imperceptible pero lo suficientemente grande como para tapar el sol de una mañana de marzo que contiene todo lo necesario para imaginar la primavera.
Yo me cruzo con él y mi mirada intenta radiografiar el sobre, mis ojos juegan a una segunda radiografía de sus pulmones. Siento que la mancha se balancea sobre el abismo oscuro de un paso de peatones y que permanece indiferente a cualquier estado de ánimo o a cualquier indicio de cambio de estación con sus radiantes y floridas consecuencias.
El hombre razonablemente bien vestido ha desaparecido ya de mi campo de visión; ahora está detrás, actúa a mi espalda y allí tendrá que construirse poco a poco una nueva vida junto a su mancha.
No hay comentarios :
Publicar un comentario