23/2/09

Creo que nunca os he hablado del foro de poetas que van a caballo muy deprisa en círculos y van tirando poemas al centro para que los demás los lean. Van tan deprisa que a veces se pierden hasta sus nombres y sólo la decisión de galopar les mantiene sobre sus caballos. Yo entré una vez, descorrí la pesada cortina y les observé en medio de sus ejercicios; fueron amables y me dieron un caballo; empecé a dar vueltas y vueltas sin saber qué hacía allí en medio de los poetas ecuestres. Una educada señora argentina me dijo: "muy lindos sus versos, caballero", y siguió cabalgando. El segundo día me pesó más la cortina y sólo asomé un ojo; no tenía intención de entrar y que los poetas me dijeran nada. Salí de allí y nunca más volví a a usar su punto com. 
Por las noches, antes de dormir, cuando ya he cerrado los ojos, puedo ver todavía los círculos que forman las pezuñas de los caballos y todo el polvo que levantan y las montañas de mierda que adornan el suelo. La dama argentina lleva un pañuelo rojo anudado al cuello, un pañuelo que al cabalgar se convierte en la bandera de un país inimaginable.

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