3/11/08

Hace poco leí un cuento; se llamaba "Quince gotas de limón en un vaso de agua." El argumento no era gran cosa; una mujer, norteamericana, decide cambiar de ciudad con la esperanza de que su vida también cambie. Alquila un camión de mudanzas y carga en él todo lo que tiene en el mundo, incluido un hijo adolescente con el que hace tiempo que las cosas no funcionan. A eso de las seis de la mañana de un día cercano a Acción de Gracias, Richmond se va alejando por los sucios retrovisores del camión mientras Colorado Springs comienza a parpadear en el mapa, un nuevo cheque en blanco que el destino tiene la amabilidad de poner en su mano.
La mujer sabe que el viaje será largo y que no abundarán las palabras. Las emisoras de radio se van sucediendo casi como los árboles del paisaje. Suena Like a virgin de Madonna, bluegrass, después una canción de cuando su hijo no era más que una pequeña bola de carne que mataba hormigas en el jardín de casa, predicadores, anuncios de cremas milagrosas para las varices, Johnny Cash, godspell, incluso un hombre que aseguraba haber muerto varias veces y que podía hablar con los pájaros.
De pronto comienza a sonar algo que nunca había escuchado. El locutor presenta el tema: Quince gotas de limón en un vaso de agua, por Doris K. La canción hablaba de algo que a la mujer le era muy familiar. Doris, con una voz antigua que olía a tierra mojada, contaba que cada decepción en la vida es como una gota de limón que cae en un vaso de agua; una tras otra van cayendo hasta que la acidez se apodera de tu alma; quince gotas era el límite, después había que vaciar el vaso para que todo volviera a ser como al principio.
Lo que os quería decir es que yo también me he subido esta madrugada a un camión y he dejado atrás un trozo de mi vida; sus luces se alejan por mis retrovisores hasta confundirse con las luces de los otros coches. Dentro de poco pararé y vaciaré mi vaso. Miro al cielo y pido suerte para todos. Me siento como quien le pide a dios una hamburguesa doble con queso en el altar mayor de una catedral. Os dejo. Pronto amanecerá.

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